Gore pro nobis
Conociste
al dios de los protestantes
aquella noche en que abordaste la unidad,
uno de cada cuatro
en hilera, pasillo o ventana:
aquella noche en que abordaste la unidad,
uno de cada cuatro
en hilera, pasillo o ventana:
estudiante de enfermería. 19.
jubilado. 62.
operador de maquila. 39.
abuela lavandera. 52
preparatoriana. 17.
ama de casa. 17.
niño en brazos. 0.7.
todos
dormitaban con la misma
expresión
de los que ya no respiran,
con
la quijada suelta,
el
cráneo apoyado a la ventana,
y parte de ellos:
resollos.
Conociste
a ese dios…
y
te burlaste
de
su incompetencia,
te
burlaste al darte cuenta
que
todos creían en deidades
distintas
y
que tú no ibas a unificarlos nunca
que
tú sólo vendrías a separarlos.
Viste
al dios de los protestantes
entre
las arrugas de aquel docente
que
iba de pie –tosiendo-
Lo
viste en la boca herpética
de
tu amiga del colegio
dos
noches antes.
Te
reíste a carcajadas
del
dios de los protestantes
que
modificando
el
gravamen de autodestrucción
y
cobrando el
derecho
de piso
te
colocó esa noche
a
las afueras de esa colonia
donde
verías a tus doce amigos.
Lo
miraste
masticar
cadmio
durante
la noche triste,
lo
miraste
–
aunque no lo vieras-
ignorarte
mientras comía uvas plateadas
y mientras tú
eras
crucificado
por
la pandilla enemiga.
Mientras
pateaban tu cráneo y
se
mofaban
y
tú balbuceabas
“por
qué me has abandonado”
aunque
vieras
al
dios de los protestantes
sentado
en su pedestal,
y
escucharas que se riera
y
te rieras de lo vano
que
fue tu venida sobre el mundo.
Conociste
al dios de los protestantes,
tu
padre,
en
cada uno de tus tatuajes.
Tus
muelas sobre
la
duela de básquet
se
transfiguraron en los profetas y el juicio.
Conociste
al dios de los protestantes,
y
supiste
que no eras muy distinto a él…
Le
dijiste, carcajeando, a tu homie Sol-Rac:
Esta noche habrá un banquete en el
reino de los cielos.
E-pístola91
(o carta punto docx)
A Juan Manuel, mi gran amigo, mi hermano.
“Porque el amor fue
una sombra escondida en
nuestro dientes
Porque somos la generación
espontánea
y a nadie parece importarle”
Arturo Loera
La
carta está en peligro de extinción:
podemos ver la etiqueta
roja
orientándose
cada vez más
a la izquierda
alarmándonos:
Epístola amenazada…
y
más peligra
con
desaparecer
si es carta en verso
(que
ahora
recita
peligro crítico
y
consigo un sticker
que
formula:
endangered).
Hace
un tiempo platicamos
acerca
de las taras y vicios
de
nuestra inestable generación:
falta de lectura,
errorez de edizión,
hablamos
del centralismo
y
lo solemne
del
macro-canon,
nos
burlamos del amiguismo,
de
los autores que cien becas perdieron,
del
caos en nuestra poesía
y
antologías que no la incluyeron.
Circo, letra encerrada y teatro
de la poesía un duunvirato.
Pienso
en si -tal vez en unos cuantos años-
cuando
dejemos de ser jóvenes,
cuando el añoro de un trabajo ideal
se funda en necesidad,
cuando
la espalda nos duela
y
el frigorífico no tenga leche
o
en la alacena sólo
hayan
sobres a medias
de
café soluble,
cuando
seamos “underrucos”
y
miremos caer
como
plumas de ángel desterrado del
paraíso
prometido
nuestros
cabellos…
cuando
el tabacoya no nos sepa a nada
y
mecánicamente bebamos cerveza
sin
saciar la sed ni el vacío,
cuando
alguien toque la puerta
pero
no queramos abrir
y
ya no estemos para leer en las calles,
compadre,
leer
en los bares,
compadre,
pienso
en si nuestra poesía envejecerá
con
nosotros o madurará como fruta.
Me
intriga saberlo,
pensar
que el hecho de escribir
representase
el esparcimiento
de
una semilla y sobre la hoja en blanco,
sobre
el papel libreta,
esa
semilla brote y
tras
un largo tiempo de regarla con
opiniones
ajenas,
la
escritura madure, se fortalezca,
bufe de la excitación
con mirarse a sí misma
publicada.
Te
escribo esta carta,
porque
sólo contigo me entiendo
sin
entendernos mucho,
porque
los dos
terminamos
con la piel de gallina
y
un intransferible
sentimiento
de plenitud
eternidad
vocación…
luego
de una cátedra con
aquel
enormísimo
cantor
de Tecate
que
con su lengua reveladora
nos
ha abierto caminos
como
si de eso se tratara
esta
búsqueda interminable
y
abundante en puertas cerradas.
Te
escribo a ti, nada más,
porque
tienes un pandemónium
de
autores y textos
qué
recomendar…
la
mitad lecturas frescas
la
mitad serendipias de browser
todas
ellas curiosidad.
Porque
ambos vimos nuestros egos de plastilina
derretirse
con la apolínea
voz
de la señorita Cora
escupiéndonos
conejitos
y
lanzándonos dardos clásicos,
te
escribo
porque
no tengo a nadie
más
a quién dirigir
una
misiva sino a ti,
aunque
no me entiendas.
Y
es que no existen fronteras,
(Aunque
yo sea
another pinche border poet)
no
existen fronteras
en
la poesía, carnal…
pese
a que el canon pretenda
desaparecer
el
término Literatura norte
(eso
es-tá-cañón)
y
lo hagan sinónimo de
aquella
estigma
titulado
“apología de la violencia”.
Te
escribo porque
debe
haber algún misterio
cabalístico
en el
Número
91:
primer año
de los sweet 90´s;
año que nos vio nacer
y que hoy día se encuentra
a poco más de dos décadas
de distancia.
Cuando el T-800
viajaba al pasado
para salvar a John Connor
y ser el prócer
de nuestro apocalíptico futuro.
-Arnold Muchasletras
lo
vaticinó-
I´ll
be back.
Desconozco
quién ganó
la
copa de la Copa México ese año
(seguramente
nadie),
sé
que cayó la U.R.S.S
tras
años de ir
siendo
desmembrada
poco
a poco
y
cuando quiso sacar la bandera
blanquecina
-como
esta hoja en blanco-
su
rendición
anunció
el fin
de
la Cold War
con
un trozo de tela
empapado
de sangre.
-¿Qué les queda por probar a
los jóvenes en este mundo de paciencia y asco?-
el
uruguayo dixit,
nos
quedan los libros en .pdf, por supuesto,
porque
no hay más papel
pero
sí más vista cansada
nos
queda el carnet VIP
para ingresar a la biblioteca
y olisquear una tierra prometida
que don Alfonso encriptó para
nosotros,
nos
queda la vergüenza de haber nacido
en
un mundo donde Miles Davis acababa de morir.
Nos
queda el último suspiro
convertido
en abrazo,
guardar todos los
cambios
y
con ello, subsistir…
compadre
mío
y como poetas, coexistir.
Ahora
sólo falta cumplir la profecía
del
cantor de Tecate,
abrir
las puertas,
romper
ventanas
adjuntar
textos
y
esperar…
Del
nueve uno no sé mucho:
sé
que Paz publicaba puras
convergencias,
que
el buen Ch P escribía
su tentativa de sax
y
que tú y yo balbuceábamos,
e
íbamos
despuntados
sin
saber que
haríamos
poesía,
que
seríamos poesía,
compadre,
de
esa que desconozco
si
en verdad habita
en
esta carta-pesadumbre
este
intento fallido de
versificación,
este
documento, compa,
balbuceo
sin métrica
en
peligro de extinción.
Míkel F. Deltoya (Ciudad Juárez, 1991) Poeta,
narrador y reseñista fronterizo. Estudiante de Letras Mexicanas en la UANL. Es
co-fundador del colectivo Slam-Poetry Monterrey y creador del Frente Poético.
Ha publicado en numerosas revistas nacionales e internacionales. Su obra se
encuentra antologada en "Palabras de emergencia: poesía joven desde el
asfalto" (La Regia Cartonera) y "Los volátiles: poesía joven
mexicana" (Juanita Cartonera). Publicó en 2015 el poemario “Ciudad
Enteramente construida” (Onomatopeya Prod.). Mención honorífica en el certamen
de Literatura Joven Universitaria 2014 y ganador del Premio Unicornio 2015 en
Cuento y Poesía. Ha participado activamente en cafés literarios y eventos de
promoción cultural en Monterrey, ciudad en que radica desde 2011. Coordinó la
organización del XIII CONELL y fungió como Delegado de Monterrey ante la
Rednell (2011-2015).
Colaboración: Jesús García Mora
Colaboración: Jesús García Mora