TU
PELO.
Y el fervor,
la aquiescencia
del universo entero,
para lograr tus
poros,
esa ortiga,
esa piedra.
Puedes juntar las
manos.
Amputarte las
trenzas.
Yo daré mientras tanto tres
vueltas de carnero.
ÉL
¿DÓNDE estará?
¿Dónde se habrá
escondido?
Creí que se ocultaba
entre los ruidos.
Lo busqué.
Se había ido.
Sospeché que habitaba
el desamparo.
Fui a su encuentro.
No estaba.
Pensé que su
presencia me cegaba.
Me aparté.
No vi nada.
Esperaba encontrarlo
en mi camino.
Lo esperé.
Aún lo espero.
VISITA
No estoy.
No la conozco.
No quiero conocerla.
Me repugna lo hueco,
la afición al
misterio,
el culto a la ceniza,
a cuanto se disgrega.
Jamás he mantenido
contacto con lo inerte.
Si de algo he
renegado es de la indiferencia.
No aspiro a
transmutarme,
ni me tienta el
reposo.
Todavía me intrigan
el absurdo, la gracia.
No estoy para lo
inmóvil,
para lo inhabitado.
Cuando venga a
buscarme,
díganle:
“Se ha mudado”.
NUBÍFERO
ANHELO
¿Si intentara una
nube...
una pequeña nube,
modesta,
cotidiana,
transportable,
privada?
Quizás con el
recuerdo,
el cansancio,
la pipa,
después de algunas
noches
y de mucha paciencia.
¡Qué alivio el de
sentirla debajo del sombrero,
o saber que nos sigue
como si fuera un perro!
NIHILISMO
NADA de nada;
es todo.
Así te quiero, nada.
¡Del todo!...
Para nada.
DESERCIÓN
SE fue el pasto,
el arroyo.
Se fueron los
caballos.
Los árboles,
la casa,
los caminos se
fueron.
La costa ya no
estaba,
ni la mar,
ni la arena.
Me quedaban las
nubes,
pero también partieron.
DICOTOMÍA
INCRUENTA
SIEMPRE llega mi mano
más tarde que otra
mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.
Cuando voy a sentarme
advierto que mi
cuerpo
se sienta en otro
cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.
Y en el preciso
instante
de entrar en una
casa,
descubro que ya
estaba
antes de haber
llegado.
Por eso es muy
posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me
rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la
tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los
llantos fingidos.
VÓRTICE
DEL MAR, a la
montaña,
por el aire,
en la tierra,
de una boca a otra
boca,
dando vueltas,
girando,
entre muebles y
sombras,
displicente,
gritando,
he perdido la vida,
no sé dónde,
ni cuándo.
RESTRINGIDO
PROPÓSITO
DEMASIADO corpóreo,
limitado,
compacto.
Tendré que abrir los
poros
y disgregarme un
poco.
No digo demasiado.
SALVAMENTO
EL bermellón gritaba.
Gritaba el verde
nilo.
El granate, el
cobalto,
el índigo gritaban.
Del negro, al
escarlata
corría el amarillo.
Se zambulló el
celeste.
Me abrazó el
colorado.
El ultramar oscuro
me tiró un
salvavidas.
Pero el violeta
inmóvil
me miró.
Me miraba,
con los brazos cruzados.
Oliverio Girondo, poeta argentino (1891 - 1967)